Murphy es un personaje, que medio en broma y medio en serio, nos hace pensar en una parte de la realidad en la que pensamos poco. La vida en las empresas y la vida de las personas se desenvuelve en medio de unos supuestos cuya permanencia creemos muy probable: hoy estamos bien de salud, mañana también estaremos saludables. Hoy tenemos una clientela amplia, dentro de un año contaremos con la misma o con mayor clientela. Hoy nuestra familia se compone de tales miembros. Dentro de dos años estaremos los mismos o algunos más. Las personas que más contribuyen al éxito de nuestro departamento o de nuestra empresa, estarán con nosotros dentro de un año y dentro de diez. Así vemos la realidad. No vemos sólo la parte “rosada” pero muy rara vez consideramos la parte “gris” .
En efecto, nuestra salud, nuestra clientela, nuestro equipo de ejecutivos podría cambiar significativamente en el futuro próximo. Y Murphy con sus leyes, enfatiza mucho en esa posibilidad gris de la realidad, cuando nos dice cosas como la de que “si algo puede salir mal, saldrá mal” o el simpático Teorema de la Tostada que no puedo dejar de enunciar:“La probabilidad de que una tostada con mermelada caiga con la mermelada hacia abajo, es directamente proporcional al precio de la alfombra”, lo cual, se puede traducir diciendo que la puñetera tostada siempre cae con la mermelada para abajo.
Lo malo del pesimismo no es ver lo negativo que puede ocurrir. Lo malo es ver sólo lo negativo que puede ocurrir. Pero forma parte de los buenos hábitos de acción el formular al lado de cada plan, un plan contingente. El plan contingente es el plan que se pondrá en operación en el caso de que algo falle en el plan original. La actividad de seguros obtiene sus ganancias de la consideración que hacen los asegurados de que algo puede salir mal en el futuro. Esas son las razones por las cuales se aseguran los automóviles contra robo y las casas contra incendio. Es la función de previsión que toda persona responsable debe ejecutar. Por eso tenemos botiquines domésticos y nos interesa aprender primeros auxilios. Murphy llama nuestra atención sobre lo funesto que puede ocurrir, de manera un poco siniestra cuando nos dice cosas que más o menos podrían formularse como que el botón de la camisa que se nos cae antes de una cita de negocios, siempre será el más visible o que si siempre llegamos temprano al trabajo y el jefe llega tarde, el día que lleguemos tarde, el jefe llegará temprano.
Elaborar planes en las empresas demanda en parte, tener claro cuáles son las oportunidades y cuáles son las amenazas. Además resulta útil en las empresas y en las familias, el ejercicio de imaginar lo peor que podría ocurrirle a la empresa -o a la persona-.A esto le llaman algunos autores hacer un “antiplán” . Este ejercicio es desagradable porque nos hace ver como posibles algunos eventos sobre los cualesno queremos ni pensar, pero nos ayuda a descubrir vulnerabilidades, “talones de Aquiles” donde podríamos ser golpeados con consecuencias fatales. Lo cual razonablemente nos debería llevar a reforzar esas flaquezas, a tomar medidas preventivas para mantener alejado el peligro o a hacernos menos dependientes de esos elementos.
Todos sabemos lo que podemos esperar del futuro. Murphy subrayaesos sucesos en los que no nos gusta pensar. Podríamos decirque su manera de percibir la realidad es sombría, aunque leí a un autor que dice que las cosas son aún peores. Que Murphy es un optimista .