Tratar o lograr

«Vamos a tratar de mejorar la calidad», «Voy a tratar de aprovechar mejor los fines de semana»son expresiones que se pueden escuchar en las empresas y en las familias. Ambas tienen un sabor de frases debilitadas. «Tratar de» es como decir «Voy a hacerlo. Talvez no resulte. Por tanto, no quiero que me consideren responsable» . En cambio cuando decimos «Vamos a mejorar la calidad» o «Voy a aprovechar mejor los fines de semana» estamos dando la versión fuerte del propósito.La debilidad se puede acentuar, como cuando en una empresa dicen»Estamos estudiando la conveniencia de tratar de mejorar la calidad». O la proposición se puede robustecer, como cuando decimos «Aprovecharé mejor el próximo fin de semana».

No quisiera que lo anterior nos llevara al error de pensar que «tratar» no es importante. Tratar es necesario para el logro de resultados, pero no es suficiente.La palabra «tratar» puede tener un significado ambivalente: «¿Hizo Ud. lo que acordamos?». Entonces el interpelado duda. No dice verdad si responde que sí, pero por alguna razón – orgullo, timidez, temor, quién sabe- no quiere responder que no. Entonces responde «Traté» . Pero hay grados en el tratar. Se puede tratar de hacer algo como quien no quiere la cosa o se puede tratar con toda el alma, de manera que cuando le decimos a alguien que trate, le deberíamos decir que trate con todo, que trate plenamente.

No siempre que se trata se logra lo buscado. Hay circunstancias que pueden impedir lograr algo. Todo estaba bien colocado, la puntería afinada, el blanco claro, pero a la hora de lanzar, vino el viento y no lo logramos. No somos responsables del viento perturbador.

Tratar no es suficiente, pero es necesario. Todos nos damos cuenta de cuándo algo nos sale por buena suerte, por chiripa o como lo llaman eruditamente, por serendipidad. A veces lo importante es el logro a toda costa. Pero uno de los rasgos de la madurez consiste en discriminar el logro que se debe a nuestra acción y el que se debe al azar. A pesar de que se ha dicho que en la guerra (y en la política) no hay sustituto para la victoria,en los asuntos ordinarios algunos piensan que es preferible un esfuerzo racional y sistemático que lograr el objetivopor puro azar.

Entre tratar y lograr, hay una distancia semejante a la que hay entre una decisión y una resolución. Una decisión es un acto de la inteligencia, del espíritu : se ponderan una serie de elementos, una serie de deseos, una serie de conveniencias y finalmente se toma la decisión. Pero ese proceso intelectual nunca ha llevado a nadie a lograr cosas. Podemos decidir con claridad cómo se hace una mesa, pero hasta que no tomemos madera y serrucho, estamos lejos de tener la mesa . Todavía estamos en la etapa del tratar.

En cambio la resolución es tomar la decisión y encarnarla. Ponerle músculo, tiempo, energía, hasta que se convierta en mesa. Esta es la etapa de los logros. Sin la decisión, sin el tratar , no es posible lograr hacer la mesa, pero con un tratar poco pleno, sin poner todo el corazón y todo el sudor que son necesarios, tampoco.

Perro que ladra no muerde, dice la sabiduría popular. Me gusta imaginarme que si un perro se pusiera a decir que va a morder, no mordería. El perro que muerde va a su asunto silenciosamente. No va a tratar de morder a la víctima. Simplemente, se convierte todo él en voluntad de morder. Lo mismo presenciamos en esas personas admirables que están absortas en lo que hacen. No tratan. No «cacarean». Simplemente hacen.


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