Revise sus rutinas

La libertad nos amplía el radio de acción y de pensamiento.Hay dimensiones de la libertad que son muy visibles.Si alguien es libre de viajar por todo el país, tiene más libertad que quien está recluido en una prisión.El recluso, no obstante lo limitado de su libertad, tiene algún radio de acción, como lo recuerda aquel episodio de un carcelero que le dice al recluso que tiene que dormirse a las 10 de la noche, a lo cual el recluso responde: Usted puede obligarme a acostarme a las 10, pero yo me duermo cuando me dé la gana.

En una empresa, quienes ahí trabajan tienen unas restricciones y tienen unas potestades:pueden tomar ciertas decisiones, dar ciertas órdenes, disponer de ciertos recursos. Sin embargo, a veces encontramos personas que se conducen como si lo que no les ha sido expresamente mandado estuviera prohibido.De esta manera reducen el ámbito de sus libertades.

Para que el trabajo se realice, es necesario poner algunas reglas.El horario es una de ellas.También el orden en que se hacen las cosas. No es posible cortar las piezas antes de medirlas.No es posible medirlas antes de hacer el plano.Pero podrían variar el orden en el que se ven los asuntos en la reunión semanal o la forma en que la recepcionista informa que alguien no se puede poner al teléfono.

Muchos de los rituales que realizamos todos los días, constituyen limitaciones a nuestra espontaneidad.Tomemos como ejemplo el ritual de bañarnos, vestirnos y desayunar.La mayoría de las personas lo hace siguiendo un orden estricto.Ese orden lo que tiene de valioso es que ya nos lo aprendimos de memoria y entonces nos economiza pensamiento.Pero esas actividades no tienen por qué hacerse de esa manera ni en ese orden y cuando tratamos de imponerlas a otros les podríamos esta planteando exigencias innecesarias.

He leído recomendaciones en el sentido de que la capacidad intelectual se alerta si de vez en cuando alteramos las rutinas.Recuerdo por ejemplo un taller en el que participé hace tiempo en el cual se recomendaba a los participantes levantarse de la cama por el lado por donde usualmente no se levantan.Lo mismo ocurre cuando tratamos de hacer con la mano menos hábil cosas como abotonarnos la camisa o afeitarnos con navajilla.

Alguien se puede someter a rutinas, aun a rutinas con las cuales no esté de acuerdo.Supongo que en los ejércitos, no todos los reclutas están de acuerdo con el rito del saludo a los superiores.Lo importante no es tanto el hacerlo como el estar consciente de que se está participando de un ritual.En los trabajos muy rutinarios, tal vez hace más daño la no aceptación de la rutina y los esfuerzos por escapar de ella, que la misma rutina.

La crítica, el cuestionamiento a los procedimientos de trabajo, puede dar lugar a innovaciones cuando la intención es mirar lo habitual con una mirada fresca.Los textos de pensamientos creativo recomiendan que se formulen preguntas creativas tales como ¿Se puede modificar este procedimiento?¿Se puede adaptar a otros fines? ¿Se puede hacer en otro orden? ¿Se puede sustituir o eliminar alguna actividad? Pero quizá la pregunta más audaz de todas es ¿Se puede eliminar todo el procedimiento?

Ser cuestionador no es lo mismo que ser rebelde.La rebeldía es la oposición sistemática.La rebeldía es la etapa adolescente de la crítica.Nuestra vida privada y profesional podrían enriquecerse si cambiáramos algunas manifestaciones de conformismo o de rebeldía, por el ejercicio bien intencionado de la crítica, el cuestionamiento y la búsqueda de enfoques y procedimientos frescos, inéditos.


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