Se habla mucho sobre cómo constituir organizaciones que aprendan, mas un nivel previo y más cercano a la experiencia individual de cada uno es cómo mejorar la capacidad de enseñar y la capacidad de aprender en el trabajo.
Las empresas son espacios educativos. Todo profesional, todo técnico, todo miembro de una empresa puede reconocer que ha ido aprendiento mientras desempeña su trabajo. En muchas profesiones, el profesional no está completo hasta que no haya adquirido esa experiencia que ofrece el trabajo.
¿De quién aprendemos en la empresa ?¿ Sólo de los superiores, sólo de los que han estado ahí más tiempo ?La verdad es que si tenemos actitud de apertura, aprendemos de los iguales, de los que están en niveles jerárquicos inferiores, de los nuevos empleados, de quienes tienen mucha o poca educación formal. «Todos serán tus maestros» . En los hogares, vivimos el fenómeno de que los hijos inician a los padres en los misterios de la computacion y del ciberespacio.
Se habla del proceso de enseñanza-aprendizaje, queriendo expresar que cuando se enseña también se aprende y cuando se aprende también se enseña. Esto es cierto en la educación formal, cuando hay un maestro y un discípulo. Pero es más cierto en la educación informal. De hecho, en algunos programas de entrenamiento, se recomienda que cada participante le enseñe a otro algunas cosas que recién ha aprendido, porque esa es la mejor manera de consolidar el aprendizaje. Los chicos, por ejemplo, cuando quieren asegurarse de que aprendieron su materia escolar, siempre han intentado explicarla a sus padres.
¿Qué se necesita para enseñar, en la empresa, en la casa como padres o en la comunidad como participantes ? Lo principal es respeto por el otro. Sensibilidad para entender cómo se siente un adulto que ignora algo y al cual otro adulto le está ayudando a aprender. Algunos se sienten «inferiores». Algunos sienten vergüenza de su dificultad para entender. Algunos sienten -sin saberlo- la resistencia al cambio. Todo aprendizaje es un cambio y cuando nos explican algo, nos están conduciendo al cambio. Es entonces cuando uno se agarra a lo que sabe, a lo conocido, a lo rutinario, pataleando contra la intrusión de ese nuevo conocimiento que nos obliga a cambiar.
Aprender es un proceso que requiere tiempo. Una virtud del que enseña es concederle al otro el tiempo para que vaya digiriendo, asimilando. Atosigar al otro de conocimientos sólo conduce a la confusión y a la frustración. Al que aprende hay que darle la oportunidad de que se vaya asegurando de lo que aprendió. Cada uno aprende a su manera y el que enseña debe descubrir y alentar el particular estilo de aprender que tiene el que aprende. Las preguntas que se hiciera para verificar lo que va aprendiendo, deben ser oportunidades para que esa persona constate lo que aprendió y noexámenes para exhibir su ignorancia.
El que aprende, debe ser ante todo humilde. Humildad no es minusvalorarse. Humildad es aceptar con realismo lo que se ignora. Nada promueve más la ignorancia que ocultarla. La ignorancia que honestamente se muestra, ya empezó a disminuir. Nada conspira más contra el aprendizaje que el falso concepto de que ignorar algo debería avergonzarnos. También el que aprende tiene que aceptar con realismo el costo de aprender. Aprender es difícil. Hay cosas que no se aprenden sin esfuerzo. Hay cosas que no se aprenden a menos que se acometa la tarea con orden.
El que aprende debe enviar a quien le enseña, señales sobre lo que va aprendiendo. Esto le muestra al que enseña cuánto le falta a su tarea y también lo entusiasma. El fenómeno del maestro motivado, es bastante la consecuencia de un discípulo entusiasta.
En la empresa, el ejercicio de estas funciones de enseñar y aprender puede robustecer el conocimiento, tanto o más que otros medios más formales.