Maslow coloca las necesidades de estima, en el nivel inmediato inferior a las de auto-realización, las cuales a su juicio ocupan la más alta jerarquía. Las necesidades de estima se refieren tanto a la auto-estima, es decir, la apreciación que tenemos por nosotros mismos como la estima procedente de otros, la cual percibimos en forma de respeto y reconocimiento. Sentirnos estimados, por otros y por nosotros mismos,nos produce sentimientos de auto-confianza, control, prestigio y poder.
Tener un puesto “importante” es una fuente de auto-estima, cuando de manera realista valoramos nuestra función dentro de la empresa y una fuente de estima procedente de los demás, cuando queda claro cuál es el significado que para ellos tiene lo que hacemos.
A veces minusvaloramos el puesto por no examinarloconrealismo o por ceder a la opinión prevaleciente. Recuerdo a una participante en uno de mis talleres en el cual explicábamos la importancia de tener una imagen positiva de nuestro puesto. Dijo, que según las reflexiones que estábamos haciendo, ella en ese momento había cambiado la imagen que tenía de su propio puesto. Relató que estaba encargada del archivo de la empresa, pero que ella a sí misma, quizá de tanto escuchar a sus compañeros, se percibía como “la vieja del archivo”. Ahora,acababa de darse cuenta de la importancia de lo que hacía, de manera que se había replanteado su puesto según la siguiente descripción:“soy la custodia del patrimonio documental de la empresa”.
Estoy seguro de que con sólo cambiar la imagen verbal del puesto, el lunes cuando nos encaminamos hacia la empresa, vamos con una actitud diferente. Claro que tampoco se trata de engañarse a sí mismo. No querríamos que nadie incurriera en el error del pollito que sostenía muy orondo que su padre hacía salir el sol. Pero sí de reconocer el valor de la función que desempeñamos aunque la percepción dentro de la empresa, por razones de moda o de cultura, sea otra. Es claro que en la empresa se valoran más los puestos relacionados con cómputo que con archivo físico de documentos, pero el día que necesitamos presentarle al juez una prueba escrita de las advertencias que hicimos al cliente sobre el uso del producto, ese día las candilejas estarán sobre quien ha atendido el archivo.
Es más notorio el trabajo del goleador del equipo que el trabajo del utilero, pero si el utilero falla en su puntualidad, en su esmero, los partidos se ganarán con mayor dificultad. Por la mañana, nuestro escritorio está limpio y la oficina ordenada. No vemos a quien hace el trabajo de limpieza por la noche, pero su trabajo es indispensable para nuestro bienestar.
Se ha repetido que un albañil podría describir su trabajo como “pegar ladrillos”, en tanto que otro, que trabaja en la misma obra, podría describirlo, con mayor visión,como “contribuir a levantar una catedral” . A continuación, algunas preguntas que aplicadas a nuestro trabajo, podrían ayudarnos a descubrir que estamos construyendo una catedral:
¿En qué se convierte mi trabajo aguas abajo en el proceso ? ¿Quiénes dependen de él?
¿Qué ocurriría si no lo hago?
¿Qué ocurriría si lo hago mal? ¿Qué consecuencias tendría un error de mi parte?
¿Qué ocurriría si lo hago de manera excelente? ¿Mejor, más pronto, más rápido?
Es fácil sentirse ufano de un trabajo que tiene buena imagen. Más difícil es valorar un trabajo oculto, de entretelones. Pero el éxito de las empresas depende no sólo de la excelencia de los actores principales, sino también de las decenas de colaboradores anónimos que realizan con afán trabajos ocultos, sin brillo y sin notoriedad. “Lo pequeño es lo pequeño, pero ser fiel en lo pequeño es cosa grande”, frase que a pesar de parecer de Demming, es de San Agustín.