Una empresa de emprendedores

Me contaba un participante en un Taller sobre Desarrollo de la Iniciativa que una vez le había tocado contratar una empleada doméstica en un país latinoamericano. Recibió a una candidata que le preguntó: “Ud. quiere una empleada con ‘piense’ o sin ‘piense’? El se sorprendió y le pidió una explicación, a lo cual ella respondió: “Sin ‘piense’ quiere decir que Ud. me tiene que decir exactamente qué es lo que quiere que yo haga. Si me envía al super, me tiene que dar una lista detallada… Con ‘piense’ quiere decir que Ud. se olvida de todo y yo le manejo la casa! ”

En la empresa y en la vida ordinaria se valoran las personas que saben emprender, que tienen iniciativa. No sólo que “no le piden permiso a un pie para mover el otro” como decían nuestros mayores, sino que tienen la astucia para adelantarse a las circunstancias. “No me venga sólo con el problema, venga con soluciones”, se lee en algunas lugares de trabajo. Pero la verdad es que muchos empleados asumen el problema como si fuera algo de lo cual hay que deshacerse y no con lo cual hay que lidiar. Eso es lo que da lugar a lo que se denomina “delegación hacia atrás”, según la cual el jefe termina trabajando para su empleado.

La iniciativa es una respuesta llena de vida. Ortega dice que el caballo de raza, reacciona con desproporción ante el menor espoleo. Así el emprendedor, no debería ponerle límite a su reacción ante un reto, ante una oportunidad, ante un encargo. El campesino nuestro habla del buey cachazudo: hay que arrearlo, chucearlo. Así mirada, la “cachaza” es un antivalor en las empresas enfrentadas a mercados muy competitivos.

Se puede ser empleado, lo cual es una visión pasiva de la participación en la empresa, se puede ser colaborador, lo cual ya implica sentirse llamado a hacer o se puede ser emprendedor, lo cual es un compromiso de desplegar iniciativa. De hacer las cosas “con piense”. El mensajero que recibió el encargo de llevarle “un mensaje a García”, no pidió la dirección de García, ni preguntó cómo haría para encontrarlo, ni preguntó si le iban a pagar viáticos, ni qué haría si finalmente no lo encontraba. Tomó el mensaje. Marchó. Y lo entregó.¿Cómo? Con determinación, con iniciativa, con responsabilidad.

Alguna vez he escuchado el siguiente diálogo irónico: “¿Fulanito trabaja aquí?”“! No,solamente está en la planilla!” Algunos sostienen que las últimas décadas nos han hecho muy conscientes de nuestros derechos, pero no así de nuestros deberes, lo cual podría haber conducido a que pusiéramos más énfasis en lo que la empresa puede hacer por nosotros y menos en lo que nosotros debemos hacer por ella. Eso, pondría la iniciativa en un nivel mínimo, situación que se podría caricaturizar diciendo que lo que hay que hacer es el mínimo necesario para no ser despedido, o en otras palabras, que lo que no se me ordena expresamente, me tiene sin cuidado.

Un cuestionario interesante para determinar si sólo estamos en la planilla o si “estamos arrimando el hombro” sería el siguiente:

¿Hago sólo lo que me ordenan?

¿Pongo mucha atención al horario –especialmente a la hora de salida-?

¿Vuelvo a ver para otro lado cuando el jefe busca voluntarios?

¿Sugiero cosas aunque corra el “riesgo” de que me las encarguen a mí mismo?

¿Tengo que excusarme a menudo por no haber cumplido un encargo a tiempo?

¿Me disgusta que mi jefe se apoye en mí?

¿Pido excesivos detalles sobre los encargos que se me hacen o soy capaz de desarrollarlos y enriquecerlos yo mismo?

La palabra “empresa” viene del verbo “emprender”. No sorprende que las empresas competitivasvaloren tanto a quienes no sólamente están empleados, sino que también son emprendedores.


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